José Guadalupe Montaño Villalobos
Hermosillo, Sonora, 07 de Marzo de 2011
Los sindicatos en el México actual
Es un hecho histórico ampliamente conocido, que el movimiento sindical en nuestro país llegó a tener en el sistema de partido hegemónico, una relevancia tal que fue uno de los factores determinantes en la definición de las políticas públicas de carácter laboral, económico y social.
Los trabajadores mexicanos realizaron importantes luchas, para obtener el reconocimiento de sus legítimos intereses y la aceptación legal de sus derechos. A partir de sus propias fuerzas, reivindicaron la dignificación del trabajo como un derecho y no como una dádiva gubernamental, lo cual constituye la vertiente esencial en la historia de sus heroicas jornadas de reivindicación.
En esas circunstancias, desde el punto de vista legal, su situación no ha cambiado, pues no ha desaparecido la fracción XVI del Apartado A del Artículo 123 Constitucional la cual señala, que tanto los obreros como los empresarios tendrán derecho para coaligarse en defensa de sus respectivos intereses, formando sindicatos, asociaciones profesionales, etc.
Tampoco el Artículo 356 de la Ley Federal del Trabajo en el que se establece que sindicato es la asociación de trabajadores o patrones, constituida para el estudio, mejoramiento y defensa de sus respectivos intereses.
Ni el Artículo 67 de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado que expresa, que los sindicatos son las asociaciones de trabajadores que laboran en una misma dependencia, constituidas para el estudio, mejoramiento y defensa de sus intereses comunes.
No obstante lo anterior, es un hecho indiscutible que las profundas transformaciones que se están operando en el mundo y en la propia sociedad mexicana, han propiciado la existencia de poderosas fuerzas económicas, que privilegian el mercado en detrimento de lo social, que no únicamente pretenden desplazar a los sindicatos de su sitio histórico, sino reducirlos a su mínima expresión, lo cual les generan, como dice la maestra Elba Esther Gordillo: “condiciones adversas para el desarrollo de sus actividades, les plantean enormes retos de sobrevivencia y ponen en entredicho sus formas tradicionales de ser”.
Si a ello le sumamos también las corrientes políticas contrarias a los sindicatos, que se transformaron en protagónicas a partir de 1982, con la disminución progresiva del carácter social del Estado mexicano; las campañas para desprestigiar a sus líderes; la falta de unidad del movimiento gremial y las constantes disputas de sus dirigentes, no se tiene un panorama precisamente alentador.
Pero con todas esas enormes dificultades, los sindicatos no pueden ni deben dejarse arrollar, pues aunque los retos parezcan insuperables, hay que enfrentarlos con inteligencia, determinación y firmeza, ya que por mucha modernidad que exista, se siguen necesitando a estos organismos de defensa laboral, toda vez que no han desaparecido las realidades que empobrecen a los trabajadores, ni los abusos ni la explotación ni la exigencia de mejores condiciones de vida y de trabajo, para quienes son parte fundamental en la producción de la riqueza nacional.
Ante tantas preguntas que se producen de manera constante en la situación actual, no hay respuestas seguras, pero quizás fuera de utilidad analizar y generalizar ciertas estrategias que ponen en práctica algunos dirigentes sindicales, para enfrentar los mayúsculos retos que se les presentan.
En el qué hacer de los líderes gremiales, se deben subrayar las siguientes líneas de acción: luchar por las legítimas demandas de los trabajadores, en el marco de nuestro Estado de Derecho; ser demandante, pero propositivo y respetuoso de la ley; privilegiar la negociación laboral, sin prescindir de otras formas de lucha; mantener informada a la base; impulsar la democracia sindical; respetar la pluralidad; preservar la unidad interna; y coadyuvar para la unidad del movimiento sindical.
Asimismo, se considera de trascendencia, promover la lucha política y legislativa, en beneficio de los trabajadores; conocer el ámbito económico, político y social para que las demandas y medios de acción sindical estén fundamentados en la realidad; convertir el esfuerzo y la responsabilidad en el trabajo, en condiciones básicas para la defensa de los derechos de los trabajadores, es decir, cuidar la fuente de trabajo; y buscar que las gestiones de problemas con la empresa se realicen a través del sindicato y no en forma individual, ya que se trata de fomentar la conciencia de clase y la protección colectiva que representa la organización gremial.
Con todo, el futuro de los sindicatos está ligado a su capacidad para vincularse con otros sectores de la sociedad, y a la propia evolución del país hacia una plena democracia, habida cuenta de que en los esfuerzos que actualmente se realizan para alcanzar ese objetivo superior, ningún movimiento social puede ni debe ser excluido.
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