RIO NAZAS

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domingo, 19 de junio de 2011

¿Maestros competitivos o competentes?

¿Maestros competitivos o competentes?
Luis Hernández Montalvo
“Se sospecha del docente, lo vigilan y lo critican, a él, a quien se le ha encomendado la  pesada misión de educar nuestros “mañanas que cantan”. No es desdeñable el papel de guardián del tesoro… ¡Y qué tesoro!” LABROT, Michel.
En los últimos días se pueden ver largas filas de jóvenes a la entrada de las Escuelas Normales en espera de una ficha para realizar el examen de ingreso a una de las licenciaturas que ofrecen las Instituciones encargadas de la formación inicial de los profesores de Educación Básica.
Aproximadamente  500 Escuelas Normales en el país, -entre públicas y privadas- han convocado a realizar estudios en cualquiera de las siguientes licenciaturas: Educación Preescolar, Educación Primaria, Primaria Intercultural Bilingüe, Educación Secundaria –con sus distintas especialidades- Educación Especial y Educación Física.
A pesar del desaliento en amplias franjas del magisterio, aún existen jóvenes que buscan ingresar a una de las licenciaturas. El número de fichas que cada licenciatura solicita a las administraciones de las entidades federativas, varía según considera la demanda. En promedio, se entregan 300 fichas por licenciatura, de las cuales, únicamente serán aceptados 30 estudiantes para cursar la Carrera Docente como parte de medidas de racionalización en el control de la matrícula.
Aunque formalmente existen 500 Escuelas Normales en el país, lo cierto es que cada escuela puede contar con más de una licenciatura o en el caso de la Escuela Normal Superior –aunque desde 1984 todas las normales son Instituciones de Educación Superior-, cada especialidad es a la vez una licenciatura.
Pero ¿Quiénes son estos jóvenes? En su mayoría son hijos de maestros, otra parte son hijos de obreros, campesinos, pequeños comerciantes o hijos de empleados del gobierno. Son los jóvenes que ya descartaron su acercamiento a la Universidad, saben que su formación no puede competir para su ingreso a otra institución que no sea la Escuela Normal.
El otro problema es que de los 30 estudiantes que ingresen a las licenciaturas de las Escuelas Normales Públicas, solo el 50 por ciento lo hará por medio de un examen, el resto, tiene asegurado su ingreso a través de las recomendaciones del SNTE, son lugares destinados a los hijos de los profesores sindicalizados, es un derecho que no se discute, es parte de los “logros gremiales”.
Estos jóvenes son parte de las estadísticas de la SEP, son los que no lograron un dominio elemental del lenguaje y de las matemáticas, estos muchachos forman parte de la generación de niños que no lograron los conocimientos básicos y su ingreso a la Escuela Normal permitirá la reproducción de una situación conocida como fracaso educativo. ¿Cómo podrá enseñar a leer y escribir a los niños un joven profesor que no lee ni escribe? ¿Cómo podrá desarrollar las competencias básicas de lectura y escritura ó cálculo, un licenciado en Educación Básica con tales características?
Estos jóvenes traen en sus certificados promedios de 9 y 10, pero también registran en su historial académico los porcentajes más bajos en los exámenes de ENLACE y PISA. El 31 de mayo, la señora Elba Esther Gordillo, Presidenta del CEN del SNTE, en su discurso de presentación del Acuerdo para la Evaluación Universal de Docentes y Directivos en Servicio en Educación Básica, sostuvo de manera enfática:
“Entre las paradojas que se incorporan al debate, es que Finlandia, país que ocupa actualmente el primer lugar en el desempeño educativo, no tiene un sistema de evaluación universal de la gestión docente, ni lo ha considerado motivo de discusión” (31/05/2011). Lo que olvidó decir la líder sindical, es que en Finlandia, la evaluación docente, no tiene fines de control autoritario como ocurre en México. Entonces ¿Por qué tanto dogmatismo con respecto a la Evaluación Universal?
Por otro lado, si lo que se quiere es formar maestros altamente competitivos en su desempeño profesional, entonces, la solución está en otra parte, si lo que se pretende es formar maestros para competir con países como Finlandia o Corea, entonces veamos como lo hacen ellos.
Hasta donde sabemos, en Finlandia, la carrera docente es una de las más prestigiadas socialmente como ser médico ó abogado. En este país, solo el 20 por ciento de los aspirantes ingresa a la Carrera, su formación es universitaria y algunas estadísticas refieren que  cerca del 80 por ciento de los profesores son mujeres.
Finlandia es el país que se pretende superar con los mecanismos de control de Carrera Magisterial y el Examen Universal, ocupa el primer lugar en las Evaluaciones de Lengua, Ciencia de la OCDE y el segundo en matemáticas y la educación que se imparte, es obligatoria y gratuita y solo el 5 por ciento es privada, y no existen universidades privadas. Si queremos acercarnos un sistema educativo de excelencia, empecemos por imitarlos y corrijamos lo que hemos hecho mal hasta ahora y de ninguna manera contribuyamos a su empeoramiento.
Estos jóvenes que ahora ingresarán a las Escuelas Normales de México, al egresar, no tendrán plaza de asignación automática –incluye a los egresados de las Escuelas Normales Rurales- las plazas se obtendrá mediante Concurso Nacional, examen que reprueba el 80 por ciento de los evaluados.
Un sistema educativo de calidad, no puede fundarse en la angustia de sus maestros ante la amenaza de perder el empleo o de endosarle los resultados de las evaluaciones de sus alumnos para mejorar su salario.
¿Por qué hay que defender la Escuela Pública? En mi opinión, porque a muchos nos dio familia, alimento, amigos y compañeros, por lealtad y por el orgullo de ser maestro, por respeto a mis maestros que me inculcaron una mística especial a mi carrera.

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